TECNOLOGIA MILITAR 4/2019

44 Frente a la próxima incorporación de los Scorpéne, la Armada Brasileña primero ofreció sus cuatro submarinos tipo 209-1400 sin cos- to a la Armada Argentina, lo cual resultó muy atractivo para dicha fuerza, pero luego cambi- aron las condiciones para que sea una venta, por lo que la falta de presupuesto asignado por la Armada Argentina llevó a frenar la operación. Actualmente se está negociando con la Mari- na de Guerra del Perú la venta de dos de ellos (los Timbira y Tapajó, que entraron en servicio en 1996 y 1999 respectivamente) a cambio de la construcción de un buque logístico del tipo Makassar, por parte del astillero peruano SIMA , para la Armada Brasileña. El programa para buques de superficie fue prácticamente desmantelado al día de hoy, manteniéndose solamente el proyecto por la clase Tamandaré, por cuatro corbetas que re- emplazarán a la clase Inhaúma. En 2012 el co- mandante de la Armada Brasileña, Almirante Júlio Soares de Moura Neto anunció la decisión de avanzar con el programa, cuyas unidades serán bautizadas Tamandaré, Jerônimo de Albu- querque, Cunha Moreira y Mariz e Barros, con la intención de comenzar la construcción en 2014 basando su diseño en el de la corbeta Barroso, pero este se demostró obsoleto y se empezó a trabajar en un nuevo diseño, el cual fue realiza- do por Vard Niterói (perteneciente a Fincantieri 2020, seis años más tarde de lo originalmente previsto. Los buques son construidos en un astillero hecho especialmente para el programa en Itaguaí, al oeste de Río de Janeiro, perteneci- ente al consorcio Itaguaí Construções Navais ( ICN ), con partes fabricadas localmente y otras provistas desde Francia por Naval Group . Para los submarinos de la clase Scórpene, el plan era que los cascos se construyeran en la Unidade de Fabricação de Estruturas Metálicas (UFEM, perteneciente al ICN ) y hasta el 20% de los componentes internos también se constru- irían en Brasil, incluidas baterías, sistemas de combate, navegación y comunicación, sonar, motores eléctricos y diesel, generadores, tubos de torpedos y otros. Las consolas multifunción de sistemas de combate fueron desarrolladas por Atech (una compañía perteneciente a Em- braer ), junto con Ribfer y Atmos . Los submarinos serán más grandes que los buques de la clase Scorpene anteriores entre- gados a India, Malasia y Chile, con 71 metros de eslora y un desplazamiento de 2.000 toneladas. A pesar de que originalmente fueron diseñados para tener propulsión independiente del aire (AIP), la Armada Brasileña decidió no usarla y usar ese espacio para combustible, alimentos y otras tiendas. Estarán armados con dieciocho torpedos F21, minas o misiles Exocet SM-39, que podrían lanzarse a través de seis tubos. Mientras tanto, el programa del submarino nuclear continúa avanzando muy lentamente y sigue sufriendo constantes retrasos en la fecha en que se espera tenerlo operativo. Por ahora, además, se planea construir una única unidad, que debería entrar en servicio para 2030. Las armadas de la región desde hace un tiempo que intentan llevar a cabo una serie de programas de modernización, en tiempos de presupuestos recortados y falta de apoyo políti- co. La necesidad de proteger los mares, sin embargo, se ha incrementado frente a nuevas amenazas. A las labores convencionales de las Arma- das latinoamericanas, desde hace tiempo que se han ido sumando otras nuevas, principal- mente el cuidado del medio ambiente marino y el control de las actividades de organizaciones criminales, principalmente el tráfico de drogas. A esto se suma la necesidad, en casi todos los casos, de modernizar las flotas y reemplazar unidades viejas para mantener las capacidades preexistentes. Sin embargo, en casi todos los casos esta realidad choca con la falta de interés político y los recortes de presupuesto, lo que complica mucho llevar adelante los programas navales. Brasil El caso de Brasil es sin dudas el más comple- jo. Desde el descubrimiento de petróleo frente a las costas centrales del país, a comienzos del nuevo milenio, la Armada Brasileña llevó ad- elante uno de los programas de reequipamiento y expansión más ambiciosos de la historia lati- noamericana, presentado en 2009. Este plan, que comprendía una inversión de 84.400 mil- lones de dólares entre 2010 y 2030, chocó con la crisis económica de Brasil. Del plan original que comprendía la creación de una nueva es- cuadra y una nueva división anfibia, que prác- ticamente duplicaría la fuerza, alcanzando para 2030 un total de 282 buques, incluyendo dos portaaviones, 30 escoltas, cuatro buques multi- propósito, 15 submarinos convencionales y seis nucleares, además de 288 aeronaves, hoy se mantiene muy poco. Por el momento, progresa a paso firme la construcción de cuatro submarinos clase Scórpene, como parte del programa Prosub, el primero de los cuales, bautizado “Riachuelo”, ya fue botado y está comenzando las pruebas de mar, con la intención de que sea entregado en Santiago Rivas Programas navales en América Latina Santiago Rivas El autor, argentino, es colaborador habitual de las revistas “Military Technology” y “Tecnologia Militar” del Grupo Mönch. Tecnologia Militar · TECMIL · N° 4/2019 Render del proyecto para la clase Tamandaré presentado por el consorcio ganador, Águas Azuis formado por thyssenkrupp Marine Systems, Embraer Defense & Security y Atech. (Foto: Águas Azuis) Submarino Riachuelo de la clase Scorpéne, siendo preparado para las primeras pruebas de mar en Brasil. (Foto: Itaguaí Construções Navais)

RkJQdWJsaXNoZXIy MTM5Mjg=